¿Quién no se ha preguntado qué tienen los perros y los niños que se entienden tan bien? Esos juegos compartidos y ese acompañamiento mutuo que inunda de imágenes tiernas y nos atrapa en su magia. Pero, ¿qué pasaría si lleváramos esa relación al ámbito terapéutico?
Las Intervenciones Asistidas con Animales (IAA) son un tipo de intervención terapéutica que incluye a un animal con características especiales como parte integral del tratamiento de una persona. Estas intervenciones están orientadas a mejorar el funcionamiento físico, social, cognitivo o emocional, dependiendo de la necesidad específica del paciente.
Desde los años 60, los primeros proyectos terapéuticos que involucraban animales de compañía han demostrado científicamente efectos beneficiosos en diversas áreas de la salud humana. Aunque la IAA aún no ha sido completamente reconocida como una terapia eficaz, existen muchos indicios de que puede ser un complemento valioso en programas de rehabilitación, especialmente para niños con problemas de salud mental o de aprendizaje.
Estudios han mostrado que incluir un animal en el entorno terapéutico no solo mejora el funcionamiento social, sino que también reduce los niveles de ansiedad y aumenta la motivación del paciente.
Imagen: (Aquí podrías incluir una imagen de un niño y un perro trabajando en un entorno terapéutico.)
En nuestra Unidad de Neurodesarrollo, muchos de los niños con los que trabajamos enfrentan retos que requieren un enfoque dinámico y motivador. Las intervenciones asistidas con perros son una herramienta poderosa en estos casos, especialmente para mejorar la adherencia al tratamiento. Cuando un niño ha tenido malas experiencias o enfrenta dificultades, el perro interviene como motivador clave, ayudando a crear un entorno de confianza y apoyo.
La intervención se basa en una colaboración estrecha entre el terapeuta y el técnico en intervenciones asistidas con perros (TIA). El perro de intervención (PI) se convierte en el "compañero de viaje" del niño, apoyándolo durante todo el proceso terapéutico. Mientras el terapeuta define los objetivos del tratamiento, el TIA guía al perro para que este provoque la respuesta adecuada en el niño.
Gracias a la confianza del equipo de pediatría de la Clínica Corachan, la Unidad de Neurodesarrollo ha podido trabajar en conjunto con Comparteam, un equipo especializado en terapias asistidas con perros. Esto nos permite disfrutar de los beneficios de estas intervenciones, creando un espacio donde el vínculo entre niño y perro se convierte en el eje central del avance terapéutico.
El perro apoyará al niño en sus momentos más difíciles, lo consolará cuando las dificultades parezcan insuperables, y celebrará cada logro y éxito a lo largo del camino. Todo esto hace que la experiencia terapéutica sea no solo efectiva, sino también divertida y enriquecedora para el niño.